Marisa Monte

Créditos

Producido por Arto Lindsay

Coproducido por Marisa Monte
Grabado y Mezclado por Patrick Dillet

Dirección Ejecutiva // Leonardo Netto
Coordinación de Producción // CláudiaPuget – Río; Jeff Young - Nueva York
A&R EMI // João Araújo, Estúdio Nas Nuvens – Río; Skyline - Nueva York
Asistente de Estudio // GuilhermeCaliccio – Río; Matt Curry y Rick Lamb - Nueva York
Pipa // Alexandre Saieg - Río
Conversión Análogo-Digital // MYTEK Technologies, grabado en Marzo, Abril y Mayo de 1994
Masterizado por // Denilson Campos en Promaster – Río; Scott Hull en Masterdisc - Nueva York
Diseño // Glória y Sula Danowski
Ilustración // Marcos Martins DEMIBOLD
Ediciones y Proyectos Gráficos, Versión práctica de las cifras // SérgioBenevenuto
Coordinación Gráfica/EMI // EgeuLaus

Philip Glass aparece como cortesía de Elektra/Nonesuch Records
Laurie Anderson aparece como cortesía de Warner Bros. Records, Inc.
Gilberto Gil aparece como cortesía de Warner Music Brasil

Sobre el Álbum

Su primer disco fue una contravención. Tras fulminar al público, que llenaba sus recitales en los teatros de muchas partes de Brasil, con su voz impresionantemente segura e inaugural, Marisa Monte decidió grabar su primer disco “en vivo”. Con un repertorio bastante versátil, ella creaba basada en sus influencias y preferencias. Vastísimas, diversificadas, incluso sorprendentes. Tan sorprendentes cuanto fue el éxito de ventas de su primer disco, “Marisa Monte”, producido por Nelson Motta, para los que no estaban acostumbrados a presenciar otra manera de empezar una carrera, distinta de la obvia. Junto con su LP, lanzaba también un especial para televisión grabado en 16 milímetros. El espanto se apoderó de los oídos boquiabiertos.

Su segundo disco, “Mais”, en realidad, también ha sido un “primero”. Primer disco de estudio, primer disco suyo producido por Arto Lindsay, primer disco con material inédito, y, principalmente, el primer disco con composiciones suyas y de nuevos colaboradores. Más allá del círculo de influencias establecido en su álbum anterior, Marisa en ese momento empezaba a consolidar relaciones de trabajo que resultarían en una ampliación de su ocupación en la nueva escena musical de Brasil. La novedad estaba no solo en sus colaboraciones, sino también en los músicos invitados a tocar en su disco. Entre ellos, RyuichiSakamoto, Naná Vasconcelos, Robertinho do Recife, BernieWorrell, Pedrinho Santana, Ed Motta, las mujeres cantantes de Velha Guarda da Portela, y muchos otros. Dividiendo las grabaciones entre Río de Janeiro y Nueva York, Marisa Montes ya anunciaba su vocación para transitar cómodamente dentro y fuera de Brasil.

El final de la gira de “Mais” marcó el principio de un período de un año y medio con una serie de encuentros musicales, que más tarde resultaron en la creación de este nuevo álbum.

En Agosto de 92, compartiendo un recital en Riocentro con los Titãs, presentaron juntos algunos números como “Umbabarauma”, de Jorge Benjor, “Panis et Circensis”, de CaetanoVeloso y Gilberto Gil, ensayados exclusivamente para esa presentación.

En una noche organizada por Arto Lindsay en un festival en Alemania, en Noviembre de 92, Marisa se reencontró en el escenario con el tecladista BernieWorrel. En ese mismo escenario, también tocó Laurie Anderson, con quien Marisa se presentaría meses después en el Knitting Factory, en Nueva York.

En Abril de 93, Marisa participó de 4 pistas del LP “Nome”, de Arnaldo Antunes, y una de ellas, la canción “Alta Noite”, la volvería a cantar en un recital con el guitarrista Raphael Rabello y Paulinho da Viola, en Olympia, en São Paulo, en Junio del mismo año. A partir de esos encuentros en los ensayos con Raphael y Paulinho, Marisa fue invitada a participar de saraos en Río de Janeiro, cuando tuvo la oportunidad de conocer a los músicos del grupo Época de Ouro, grupo de música regional del instrumentista Jacob do Bandolim.

Del recital en Olympia ya formaban parte del repertorio las canciones “Esta Melodia”, de Bubu da Portela y Jamelão, y “Dança da Solidão”, de Paulinho da Viola.

Invitada a compartir sólo una presentación con Gilberto Gil en Múnich, en Noviembre de 93, Marisa volvía a cantar “Dança da Solidão” e incluía “BalançaPema”, de Jorge Benjor, las dos en versiones muy cercanas a las que después grabaría. La aproximación con Gil y los ensayos para ese recital ocasionaron su especialísima participación en el disco, así como de su banda, formada por Jorginho Gomes, Arthur Maia, Marcos Suzano y Celso Fonseca.

En Enero de 94, Marisa y Nando Reis se juntaron con Carlinhos Brown y Timbalada para grabar la canción “Grite Se Quiser Gritar” (Carlinhos Brown), que sólo se escuchó en las radios de Salvador durante el Carnaval, pues nunca se lanzó el tema en LP. De esa triple colaboración con Brown y Reis surgieron 3 nuevas canciones: “Na Estrada”, que está en el disco, “E.C.T.”, grabada por CássiaEller, y la inédita “Seo Zé”.

”O Brasil não é só verde, anil e amarelo
O Brasil também é cor-de-rosa e carvão”

De los versos de esa canción, Seo Zé, Marisa sacó el título de su nuevo LP. Más allá de cualquier connotación política, ese título trae en sí una consideración estética, ejemplificada por sus 13 temas. Entre los muchos rumbos posibles para la realización de su nuevo disco, ella decidió establecer una ruta tridimensional, con un largo margen para mezclas y combinaciones.

Escuchando el repertorio del disco, uno percibe su intención de agregar los puntos cardinales que ya coordinaban su trayectoria y estilo. Distintas escuelas están reunidas en una sola hora de audición. El clasicismo carioca de Época de Ouro, haciendo los arreglos de una composición de la propia cantante más Arnaldo Antunes, soplando en los oídos de hoy brisas antiguas. Velha Guarda da Portela, con su tesoro tímbrico imprescindible, se junta a Paulinho da Viola, y todos cantan con Marisa la alegría conmovedora y habitual de los domingos y de todos los carnavales posibles. E incluso hay los distintos acentos de la percusión de Pernambuco, Río y Bahía dando ritmo a la diferencia de las sintaxis de Reed, Benjor, Antunes, Reis y Brown.

Ya no se trata de saber dónde termina Brasil, sino a partir de dónde se empieza a ser ciudadano de todo el mundo. Esa alusión a una nueva manera de colorear nuestra bandera se escucha en la absoluta afinidad que hay entre un BernieWorrell y un Carlinhos Brown, entre un Gilberto Gil y una Laurie Anderson, entre un Naná Vasconcelos y un PhillipGlass, y entre tantas otras combinaciones aparentemente inusitadas, pero todas ellas amparadas por el “alero” seguro de la vocación de Marisa para el buen gusto.

Con ese disco, Marisa hace una afirmación que contraría la comprensión superficial que quiere la música dividida entre géneros, entre regiones. No se trata de la superposición de lo nuevo sobre lo antiguo, sino más bien de la superposición de todas las edades en la convivencia sorprendente y drástica de las múltiples tonalidades de su vasto repertorio.

El mismo Río de Janeiro de Velha Guarda da Portela también guarda en sí a Paulinho da Viola y a Marisa Monte.